«La presbicia es un defecto visual que impide una correcta visión de cerca. Está asociado a la edad, ya que suele aparecer en torno a los 45 años. Su causa es el deterioro de las estructuras oculares responsables de enfocar de cerca. Es progresivo, limitado y no implica ningún riesgo para la salud ocular. Puede compensarse mediante gafas o lentillas y últimamente se está intentando solucionar con cirugía”
Poco se puede añadir a esa definición. El signo más significativo, es el hecho de alargar nuestro brazo para identificar detalles que antes leíamos a menos distancia sin dificultad, y los síntomas más comunes asociados son: dolor de cabeza, irritación de ojos, y pesadez.
SOLUCIONES
Aquí sí se pueden ofrecer diferentes puntos de vista, ya que por mucho que nos cuenten, ninguna solución es perfecta. Esto ocurre hasta tal punto, que lo primero que les digo a mis pacientes es que se olviden de lo que han experimentado hasta ahora (visualmente hablando), porque si esperan, que las soluciones que se aportan en este momento, les hagan ver igual que antes de aparecer la presbicia, nunca estarán satisfechos.
- Valoración de las opciones de compensación, según mi criterio:
Gafas de cerca. – Más económicas y con mayor campo visual lateral, solo son efectivas a distancias concretas, con ligeros márgenes. Si se gradúan para 35 cm, podremos ver de manera correcta entre 30 y 40 cm, aproximadamente, (a mayor graduación, menor margen). Es decir, si leemos con ellas, no son ideales para el ordenador (salvo que lo acerquemos), y si las usamos para el ordenador, nos costará leer un libro.
Otro problema añadido, es el mal uso que se acaba dando a este tipo de gafas, usándolas para distancias más lejanas de las que han sido pensadas, lo que provoca un aumento más rápido de la presbicia, e incluso hay casos, donde se ha producido una pérdida visual en lejos.
Progresivos. – Un cristal progresivo, debería ofrecer la comodidad de poder ver nítido a todas las distancias. Dicho así, parece la solución ideal, sin embargo, presenta unas complicaciones añadidas:

Existe una limitación de campo visual lateral, más acusado en distancias intermedias y cercanas; el suelo tiende a levantarse o emborronarse mientras andamos; si movemos rápidamente la cabeza, los objetos se mueven dando una sensación de inestabilidad; y por último, las zonas de visión están delimitadas en la lente, es decir, para ver con nitidez objetos próximos, tendremos que mirar por la parte inferior de la gafa, algo que es lo habitual, pero que no siempre nos interesa (ejemplo, mirar un artículo de un supermercado en un estante superior). Por si esto fuera poco, los cristales progresivos de mejor calidad, aquellos donde podemos personalizar todos los parámetros reduciendo bastante estas desventajas, tienen un precio relativamente alto.
Aun así, y si se es capaz de dar con los cristales adecuados para las necesidades visuales de cada persona, (algo que precisa de un buen profesional) son la solución más completa.
Debido a la complejidad de este tema, en próximos artículos me centraré únicamente en este tipo de cristales.
Ocupacionales. – Se consideran progresivos también, pero especializados en cortas distancias. Son una excelente alternativa, y yo los recomiendo encarecidamente para la sustitución de la gafa de cerca, o para personas que realicen trabajos de oficina y escritorio. Se pueden utillizar para distancias que van desde 35 cm, hasta 3,0 m (máxima distancia que recomiendo), y el campo de visión lateral, (al menos los nuestros) es muy superior al del progresivo, por muy bueno que sea.
Lentes de contacto. Mi experiencia me dice que ninguna (y hay muchos tipos) alcanza la visión del progresivo en gafa, y ni se acerca al ocupacional en cerca, sin embargo, hay personas que funcionan muy bien con ellas. Aquí es fundamental estar motivado, ser usuario de lentes de contacto (no imprescindible, pero si recomendable), y no tener una exigencia máxima de visión en todas las distancias. Existen pruebas previas a las que se puede acceder para no tener una mala experiencia.
Mi opinión es que pueden ser un buen complemento, cuando no queremos depender de una gafa, por ejemplo, en deportes, una cena, unas vacaciones, etc.
Operación. – Según mi opinión, las operaciones visuales en general, deberían ser la última opción. Dicho esto, teniendo en cuenta todo lo expresado con anterioridad y ante la aparición de una catarata, me parece muy interesante el uso de lentes intraoculares progresivas. Por eso recomiendo informarse sobre el tema mediante un buen oftalmólogo, antes de tomar una decisión al respecto.