GLAUCOMA
El glaucoma se define como una enfermedad del nervio óptico irreversible que puede deberse a varias causas y cuyo factor de riesgo más importante es la presión intraocular (PIO) elevada. Hablamos de glaucoma cuando el nervio óptico está afectado. Es la segunda causa de ceguera en los países desarrollados.
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Existen una gran variedad de tipos de glaucoma, aunque en términos generales lo podemos clasificar según su origen (primario o secundario) y según la amplitud angular (ángulo abierto o cerrado).
SINTOMAS
Un ataque de glaucoma (ángulo cerrado), lleva asociado multitud de síntomas, dolor de ojo, rojez, mala visión, incluso vómitos. La tensión ocular se dispara por encima de 50. La visita al oftalmologo se hace indispensable. Sin embargo los otros tipos de glaucoma no dan sintomatología. Los valores de tensión superan los 21 y el deterioro visual es lento e inexorable. Es en estos casos donde una exploración se hace indispensable, ya que existe la posibilidad de tener dicha tensión ocular y no padecer la enfermedad.
Los factores predisponentes son: edad mayor de 40 años, antecedentes familiares, miopía, diabetes, hipertensión arterial o enfermedades cardiovasculares, entre otros.
PREVENCIÓN.
Al no producir síntomas, las revisiones de la tensión ocular son indispensables. Otro tipo de revisiones, como el fondo de ojo también son aconsejables, sobre todo a aquellas personas en las que existan antecedentes de la enfermedad.
TRATAMIENTO
Médico-Farmacológicos: mediante colirios, que deben ser aplicados una vez al día, dos o tres en función de cada uno. En casos muy concretos pueden administrarse comprimidos.
Láser. Existen tres modalidades. La iridotomía láser, habitualmente de carácter preventivo. Muy eficaz en el ataque agudo de glaucoma. La Trabeculoplastia láser, para tratar glaucomas de ángulo abierto según su fase evolutiva y la edad del paciente. Y, finalmente, la cilclofotocoagulación transescleral diodo, enfocada a tratar los procesos ciliares, productores de humor acuoso.
Quirúrgico: Las dos técnicas más comunes son la trabeculectomía y la esclerotomía no perforante. Como tercera opción existen implantes de válvulas. Estas técnicas favorecen la filtración del humor acuoso.